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Rendirse, ¿Qué es? y más allá de lo que significa...¿qué es lo que implica? Esta palabra envuelve sujetarse a algo, es entegarse, no resistirse. Y pensando en el rendirnos a Dios, esto podría ser el no buscar más hacer nuestra voluntad, no resistirnos a cambiar.
Hay una película que me gusta mucho se llama "Life of Pi" o "La vida de Pi" y en ella el personaje principal llega a un punto después de pasar tormentas, mareos, hambre, temor, dolor... y se levanta y grita a Dios con todo su ser: "Me rindo, no puedo más, ¿qué quieres de mí?"
El personaje transmite muy bien el dolor que experimentaba y lo difícil del momento.

"Me rindo"

Este joven "Pi" se encuentra en la historia literalmente en medio de la nada, no tiene escapatoria, no hay nada más que pudiera hacer para salir de dónde se encontraba, lo intentó TODO, pero su situación era exactamente igual.
Esto me hizo pensar también en Job, que en lo personal es una de las personas de la Biblia que más admiro además de Jesús, porque él fue un hombre que pasó por lo peor que podría imaginarse un ser humano, perdió absolutamente todo pero se rindió por completo a la voluntad de Dios. El Señor lo llevó hasta su límite, pero a la vez le demostró su gran poder, su amor, pues lo sanó, lo restauró y lo levantó.
 
Estas dos historias tienen algo en común y es que sus personajes se rindieron, y he pensado ¿Será que nosotros tenemos que pasar por pruebas y dolores para reconocer el poder de Dios o es que desde antes podemos rendirnos a Él, y en tiempos buenos o aún en tormentas y dificultades sabremos que Él nos sostendrá?
Es fácil confiar en Dios cuándo todo va bien, cuándo tenemos salud, trabajo, recursos, pero no lo es tanto cuando el camino comienza a nublarse, cuando situaciones inesperadas tocan nuestra puerta, pues son como nubes gigantes que se colocan y anuncian que una gran tormenta se avecina... ahí, en esos momentos ¿acaso no dudamos?
 
¿Por qué será que duramos tanto en rendirnos a Él? he escuchado en canciones y leído en versos letras como "me rindo por completo" "Traté de resolverlo, pero no pude Dios" "Aquí estoy me rindo, quiero conocerte más, que se haga tu voluntad en mí"
 
Decir esto no es sólo porque suena bonito, éstas son palabras que deben salir desde lo más profundo de nuestro corazón porque sólo así es que podremos confiar por completo en Él, y en que su voluntad por más difícil que parezca será lo mejor para nuestra vida. Y digo esto porque si su voluntad va acorde a nuestros sueños, es fácil comprenderla y seguirla, pero ¿Cuándo no es así? Dios no se mueve por tus aspiraciones o por las mías. Y a veces lo buscamos cuando ya hemos intentado todo, cuando ya hicimos todo lo posible por lograr algo o por enfrentar un problema, olvidando que Él es y debe ser la primera y mejor opción, pues si nos rendimos a Él, será Él quien nos saque adelante, y quién lleve el control de cada segundo, minuto, hora y día de tu vida.
 
¿Así que cuál es el paso que sigue para que "permitamos" a Dios mostrarnos su gran poder en nuestra vida? Y pongo entre comillas permitamos, porque igual Él lo va a hacer, pues es soberano, poderoso. Esto lo vemos en todas partes pero en el Salmo 50: 12-15 tenemos un claro ejemplo:
 
"Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud. ¿He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás."
 
Aquí lo podemos entender, Él no necesita tu permiso o el mío, ¡así de simple! pero vemos una promesa y es que Él nos librará, por eso aunque no necesite de nuestra aprobación, lo cierto es que el cómo lo vivamos, lo veamos y nos relacionemos con Él depende de si estamos dispuestos o no a rendirnos desde ahora.
Un carácter firme y digno de un hijo de Dios, sólo puede formarse por medio de una relación constante con Cristo, y esto debo admitir implica pasar por pruebas también, por dificultades, pero al final sea cual sea el resultado podemos estar seguros y confiados de que Dios tiene control. Él es quién tiene la última palabra, y no sólo en lo espiritual, en TODAS y cada una de las áreas de nuestra vida: familia, salud, trabajo, estudios, noviazgo, matrimonio, ministerio, etc.
 
Por eso "Me rindo" es un acto de valor, es una forma de demostrarle a Dios que confiamos en Él a pesar de que parezca que todo esté en nuestra contra, es vivir para Él... es esperar confiados bendiciones o incluso pruebas pues prometió sostenernos... y claro que lo hará. Es reconocer nuestra debilidad, confensando y creyendo que su poder se perfecciona en la debilidad. Como dijo Pablo:
 
"Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en anguastias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte"
2 Corintios 2:10
 
Entonces rendirse no es de débiles, ¡Es de valientes! y los hijos de Dios debemos ser valientes, pues Él estará siempre junto a nosotros. Yo quiero ver su poder, pero entonces debo también rendir mi vida y esto incluye mis debilidades, miedos, cargas, angustias, etc. ¿Querés esto también? Yo te invito a reflexionar en esto y a tomar todos los días una decisión, pues el rendirnos a Dios y a su voluntad nos llevará a acercarnos más a Él a conocerlo más y a tener la seguridad de que ahí estará siempre FIEL, en tiempos de cosecha... y de sequía también.
 
¿Qué decides?
 
Sofi :)
 
Sofía Tinoco Torres

 

 
 
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